El COVID-19 está claro que ha venido para quedarse… Y lo que en Enero nos sonaba “a chino” está ya influenciando en la vida diaria de millones de personas de todo el mundo.
Se ha convertido en un problema de la economía a nivel mundial, con desplome de bolsas, cierre de fronteras, y con una repercusión directa sobre el sector turístico.
El turismo de negocios se ha desplomado a nivel internacional, con la cancelación de grandes citas cómo el Mobile World Congress de barcelona o la Feria ITB de Berlín, y el vacacional ya está temblando y experimentando cancelaciones a diario. Agencias de Viajes, Hoteles, Aerolíneas… están desarrollando estrategias a marchas forzadas para contrarrestar los efectos negativos o al menos paliarlos, porque cada minuto surge una nueva prohibición, restricción y el problema no es en sí la enfermedad sino el miedo a viajar, y las restricciones puestas a ello para intentar paliar los efectos de la pandemia.
Para intentar tranquilizar a los viajeros de cara a futuro, se están ofertando nuevas modalidades de seguro de viaje que puedan cubrir cancelaciones por este motivo.“El 90% de los efectos negativos de esta crisis no serán del contagio epidemiológico del virus, sino de las decisiones derivadas del pánico”, alertaba hace unos días Gloria Guevara, presidenta del Consejo Mundial del Viaje y el Turismo (WTTC en sus siglas en inglés).
Las cifras en España comienzan a ser cuanto menos preocupantes, las reservas en hoteles a nivel general han caído entre un 25% y un 35% y esto seguirá aumentando tras las recomendaciones del Ministerio de Sanidad, instando a no viajar si no es estrictamente necesario. Y con la caneclación del programa de viajes de Turismo Social del IMSERSO.
Está claro que con esta desaceleración generalizada del turismo, el “eno” también se ve muy afectado.
Haro, en La Rioja, un destino enoturístico clave en España, lucha estos días porque la imagen de la localidad no se dañe con los casos recientemente detectados, las cancelaciones han llegado casi en masa para las próximas semanas tanto de alojamientos, cómo de restaurantes y por supuesto de bodegas…Aún no se ha perdido la Semana Santa pero de continuar en esta línea, no es descabellado que pueda suceder. Su lucha ya nio es sólo con la enfermedad sino con los bulos que han corrido por las redes sociales sobre la situación de la población. Los hosteleros y comerciantes trabajan a diario para paliar estas mentiras y prometen invitarnos a un vino si vamos en estos días por la localidad.
En este sentido además las bodegas tienen otra preocupación aún mayor, la exportación…El aplazamiento o cancelación de las ferias más importantes del mundo ha dejado al sector sin citas en el calendario. La más relevante ha sido ProWein 2020, una de las ferias de mayor concurrencia mundial, que debería celebrarse estos días en la ciudad alemana de Düsseldorf y para la que no hay fecha prevista, pero no es la única: la Feria Anual de Alimentos y Bebidas de Chengdu (China). Foodex en Japón o Vinitaly, en Verona (Italia), han seguido el mismo camino. Alimentaria de Barcelona se traslada por el momento a Septiembre y el Salón Gourmets de Madrid a Junio.
En este momento las bodegas deben intentar conservar los mercados que tengan afianzados, pero tienen muy complicado abrir nuevos mercado. Es el momento de cuidar y mimar a los clientes existentes.La exportación que más problemas presenta es la que va a China sin duda, pero la tendencia puede seguir extendiéndose, tal y cómo lo ha hecho el virus, por Europa.Actualmente las mercancías llegan correctamente a casi todos los destinos, pero es el consumo lo que se está resintiendo… Y nadie quiere tener vino durmiendo en los almacenes de distribuidores, así que eso ralentizará las ventas a muy corto plazo.A medio plazo, las bodegas ávidas de ventas y de hacer caja quizás entren en guerra de precios con disminuciones importantes, y esto pues sería un pan para hoy… pero hambre para mañana…
Una buena opción es centrarse en el canal online de ventas, reforzándolo o creándolo si no lo tenían.
Mantener contacto diario con los clientes y reforzar la imagen de marca, sobre todo con los locales y cercanos, es momento de trabajar en red y en equipo.
En enoturismo se puede trabajar en planificar a futuro, crear nuevas actividades, hacer evaluaciones de resultados, y todas esas pequeñas tareas que a veces quedan aparcadas por el trabajo diario, cómo contactar con anteriores visitantes, hacer campañas de promoción en rrss, generar contenidos para webs, blogs, etc.
Pongamos un punto de optimismo y positivismo ante tanta “nube negra” del horizonte y pensemos que cada crisis es una oportunidad, y que habrá que trabajar más y mejor en mejorar las experiencias enoturísticas y que puede ser el punto de inflexión de muchas bodegas para paliar efectos negativos de la exportación…
Si quieres que te ayudemos a trazar un plan de futuro para el enoturismo de tu marca, contáctanos, además estos días tenemos asesorías sin coste para comenzar a trabajar.
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