Hoy, otra de nuestras entradas para el CONCURSO DEL ENOBLOG, una de nuestras lectoras, nos ha enviado un texto lleno de ternura y nostalgia.
Os dejo con la entrada para que la disfrutéis.
“ABUELO, ES EL ENOTURISMO”
-“Hija, si pides un vino, que sea joven”-. Tenía 8 años y lo primero que pensé al oír esas palabras de mi abuelo no fue – ¿Vino? Si tengo 8 años -. Lo único que pensé fue – ¿por qué joven?, ¿Qué tienen que ver la edad con el vino? -.
Claro, en ese momento no entendí a que se refería mi abuelo ni porqué mi abuela se reía al escuchar tal consejo. Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que en parte tenía más sentido de lo que creía. Él me propuso un vino sencillo, y por lo visto, no veía en mi edad un impedimento. Es verdad que muchas veces relacionamos el vino con nuestros padres y abuelos, que se sientan a la mesa frente a una comida copiosa y necesitan maridarla con un vino de mucha calidad mientras hablan de temas complicados y a veces aburridos
Yo no creo que el vino sea solo eso. El vino también puede ser un viernes por la noche celebrando con tus amigos haber aprobado un examen, puede ser una terraza de otra ciudad bebiendo una copa de vino al sol con tu pareja, o puede ser una merienda en el campo entre anécdotas y risas con tu gente de siempre. El vino es disfrutar, celebrar y por qué no, descubrir nuevas experiencias.
Deberíamos dejar que el enoturismo nos descubra que, el vino, del que podemos disfrutar jóvenes y mayores, puede ser una aventura. No es solo beber vino, es compartir experiencias relacionadas con la naturaleza, el deporte o la gastronomía de una forma activa y fresca.
Si mi abuelo volviera a darme el mismo consejo, creo que le diría – “Abuelo, no es la edad, no es solo el vino, es el enoturismo” –
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