¡Hola de nuevo!
En esta entrada vamos a seguir hablando de la andadura de las alumnas de la VIII edición de especialista de Enoturismo y es que esta vez visitaron la Bodega Matarromera, situada en pleno corazón de la Ribera del Duero, donde se puede ver todo el valle, además de los viñedos.
La llegada a la bodega ya fue sorprendente, con las letras de la bodega en grande y detrás el viñedo. Además, en el suelo había palabra que definían el terruño en varios idiomas y que por la noche se iluminaban. Seguimos el camino y conocimos a Virginia, una de las guías enoturisticas de la bodega.
Ah bueno, en esta bodega está trabajando una alumna que realizó el curso de Especialista en Enoturismo.
Virginia, nos contó como la oferta enoturística se ha ido perfeccionando en las ultimas décadas, pero manteniendo la esencia de la bodega y de su Presidente Carlos Moro. Y seguro que os surge la misma pregunta que a las alumnas ¿Carlos Moro es familia de Emilio Moro? La respuesta es NO. Esto nos llevó a entrar en el edificio y ver la primera sala, la cual hablaba de la vida de Carlos Moro, de sus nuevas bodegas, de sus logros y es que uno de ellos fue, que sirvió uno de sus vinos en la boda de los Reyes de España.
Seguimos el recorrido por la sala de tanques de acero, en la que la luz subía o descendía si notaba el movimiento, y aquí nos explicaron que apostaban por la sostenibilidad. Seguidamente nos paramos en una enorme sala con miles de botellas de vino, eso era el paraíso, o eso pensaron nuestras alumnas, os dejamos una foto para que lo podías ver.
Pasamos a la inmensa sala de barricas, dónde Virginia nos explicó que tipo de vino había en cada una. Llegamos hasta el final y descubrimos una sala, con una venta muy especial, y es que está era un cuadro. ¿Cómo que un cuadro? Si, así es tenia el mismo formato que los cuadros y desde ella se veían los viñedos y en ese momento estaba atardeciendo.
La visita iba finalizando y pasamos al último paso, la degustación de dos de sus vinos. Uno correspondía a su bodega de la D.O Rueda, Emina, el cual tenía un gran aroma y como no, probamos un vino tinto, un Matarromera crianza, todo un privilegio para nuestro olfato y gusto. Y de repente, llegó algo que nunca habíamos hecho, una degustación de aceite, con un sabor intenso y que hacen también allí. Además de productos de cosmética, algo que nos llamó la atención.
Nuestras alumnas, aprendieron y disfrutaron de las enseñanzas de Virginia como guía enoturística, así como de la bodega y todos los premios prestigiosos que posee.
Muchas gracias a Bodegas Matarromera por acogernos y mostrarnos vuestro gran hogar y gracias a Virginia por una tarde que siempre recordaremos.
Y si, a vosotros nos vemos en la próxima entrada del blog, en la que nuestra chicas han conocido la D.O Toro
Hasta pronto 🙂