La primera salida de los alumnos de la IV promoción del curso de especialista en Guía de Enoturismo impartido por la Escuela Superior de Enoturismo de Castilla y León, ha sido a la Bodega Pago de Carraovejas situada a tres kilómetros de Peñafiel.
Desde que llegamos a la finca, nos atrapo su edificación tan vanguardista en medio del campo, donde se divisaban unas espectaculares vistas tanto de su viñedo como del castillo Peñafiel.
La visita comenzó con una explicación de la situación del viñedo sobre una ladera perpendicular al río Duero y sobre las distintas variedades que se cultivan en él. Cabe destacar tres variedades de vid: Tinto Fino (Tempranillo), Cabernet Sauvignon y Merlot con diferentes sistemas de cultivo: Doble Cordon Royat y eje vertical, con dos tipos de viticultura adaptadas a la orografía de la finca que se puede definir como viticultura tradicional en el valle y viticultura de montaña.
Foto de José Ignacio Aguado
Después en la bodega, comenzamos el paseo por la salas de fermentación, pasamos a la sala de crianza con sus barricas de roble francés y lo que más nos llamo la atención de esta sala, era la entrada de la luz natural indirecta.
Foto de José Ignacio Aguado
Por último visitamos la zona del embotellado y el dormitorio de botellas.
Según avanzábamos la visita, a todos nosotros nos atrapaba la luz del espacio, su arquitectura y la paz que se respiraba en tan maravilloso lugar.
A lo largo de la visita sentimos la pasión y dedicación con la que el equipo cuida hasta el más mínimo detalle, para que el visitante se encuentre como en su casa. Al finalizar el paseo hicimos una cata, en una sala con unas vistas al viñedo espectaculares y con el castillo de Peñafiel al fondo.
Foto de José Ignacio Aguado
Pudimos degustar dos vinos junto a dos propuestas culinarias elegidas para cada vino por el Restaurante Ambivium. En primer lugar catamos un vino tinto, José María vino de autor 2016 y en segundo lugar un verdejo Quintaluna del año 2017.
La mezcla entre la situación de la sala, los vinos y los platos que nos sirvieron hicieron de nuestra visita una experiencia única.
Los alumnos nos comentaban las ganas que daban de quedarse allí a trabajar y lo mucho que aprovecharon la visita, al ser la primera toma de contacto con el mundo del enoturismo. No solo disfrutaron de una cata con su maridaje perfecto sino que disfrutaron de una experiencia llevada por un buen profesional del enoturismo.
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